miércoles, 24 de diciembre de 2008

Quiero llorar mi pena y te lo digo, para que tú me quieras y me llores, en un anochecer de ruiseñores con un puñal, con besos y contigo.
Quiero matar al único testigo para el asesinato de mis flores y convertir mi llanto y mis sudores en eterno montón de duro trigo.
Que no se acabe nunca la madeja del te quiero me quieres, siempre ardida con decrépito sol y luna vieja.
Que lo que no me des y no te pida será para la muerte, que no deja ni sombra por la carne estremecida.