
Tanto me enseñaste que aprendí por la mitad, lo que no supe hacer, fue concentrarme. Una, dos o mil veces me puedo equivocar, lo que no puedo hacer, es olvidarme. Y voy pegado al suelo como si tuviera imán y si te digo que no puedo te soy sincero. No quiero elegir entre ceder y no sufrir, quiero vivir como yo quiero aunque me vaya primero.